Recientemente he vuelto a ver El tesoro de Sierra Madre, la genial obra cinematográfica dirigida por John Huston, basada en una novela del enigmático escritor de origen escandinavo B. Traven, publicada en el año 1927 e interpretada por Humphrey Bogart, Walter Huston, Tim Holt y Bruce Bennett. Es una película que, aunque estrenada entre 1947 y 1948, aún guarda la misma frescura que tuvo hace ya más de sesenta años.
Sobre El tesoro de Sierra Madre han corrido ríos de tinta desde el momento de su estreno, por lo que sobraría que nos volcáramos en detalles directamente relacionados con su realización o con su acertada muestra de la más despiadada avaricia y la demostración de que la apetencia excesiva de oro puede destruirnos. Esa es una constante que nos golpea en la cara a lo largo de todo el film. Sin embargo, hay algo que el espectador se pregunta una vez finalizado, sobre todo si tiene tendencias viajeras, y es dónde fue rodada y si realmente existen esas montañas en las que se desarrolla gran parte de la trama argumental. Sin tener que sondear demasiado he encontrado una amplia documentación sobre el escenario de la película que trataré de resumir aquí.
La Sierra Madre fue y sigue siendo un lugar con ricos recursos minerales. Aún existen en ella grandes depósitos de oro, plata, zinc, plomo, cobre y estaño. ¿Pero, dónde se encuentra?
En realidad, en México existen tres grupos de montañas que se conocen como Sierra Madre. La primera de ellas es la Sierra Madre Oriental, que a lo largo de 700 kilómetros recorre de norta a sur la zona oriental de México. También encontramos la Sierra Madre Occidental en el lado occidental del país y que se desplaza hasta el norte de Puerto Vallarta, a unos 700 kilómetros hacia la frontera sur de Estados Unidos. La Sierra Madre del Sur empieza donde termina la occidental y continúa hasta Guatemala.
Puerto Vallarta es un enclave fundamental para poder observar perfectamente estos tres grupos de montañas. Al encontrearse situada en el centro de la Sierra Madre y del Océano Pacífico, Vallarta se ha convertido en una de las zonas más pintorescas que podamos encontrar. Además del clima que encontraremos allí y que es muy parecido al de Hawai, podremos disfrutar de unas vistas impresionantes de montañas y del océano.
El rodaje de El tesoro de Sierra Madre fue una de las experiencias más felices de John Huston. Según cuentan, estuvo plagado de anécdotas desde el momento en el que el director y su equipo se desplazaron hasta México para localizar exteriores. Os dejo algunas de ellas.
Lo que más incitaba a John Huston a hacer una película era la posibilidad de vivir y trabajar una temporada en algún remoto lugar que le proporcionara nuevas experiencias para su indomable espíritu de aventura. Actitud que temían sus actores, ya que con su comportamiento, el director lograba sacarlos de quicio muchas veces. Sin ir más lejos, Bogard, se refería al rodaje en México de El tesoro de Sierra Madre como una verdadera pesadilla.
La comida fue otro factor conflictivo durante el rodaje. Cuentan que esta estaba a cargo de un cocinero vienés que, tras probar sus preparados decidieron por unanimidad devolverlo a Viena.
John Huston se encariñó durante el rodaje de un pequeño chaval de esas tierras mejicanas que rondaba cada día por allí y no dudó en adoptarlo.
Fueron muchas las autoridades locales a las que hubo que sobornar durante el tiempo que duró el rodaje debido a que, de entrada, siempre solían denegar el permiso para rodar hasta no haber recibido la correspondiente contribución.
Hay quien dice que el verdadero tesoro de Sierra Madre no es el oro, sino la gran belleza y el misterio que encierran esas montañas para cualquier espíritu aventurero.
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