No todas las playas cuentan con sus propias ruinas de 2.000 años, pero como algunas lo hacen, qué tal una playa que cuenta entre sus hijos a un dios griego entre sus hijos más famosos.
Si bien esta playa no es del todo apta para filisteos – no hay deportes acuáticos, hay discotecas, ni pollo con patatas fritas, sino sólo una pequeña casa de té y venta de bocadillos turcos, lo que es una vergüenza para un destino con todos los recursos para rankear entre los primeros lugares del mediterráneo oriental, la playa se extiende por 5 kilómetros prácticamente ininterrumpidos a lo largo de la costa suroeste de Turquía. La Playa de Patara se encuentra a menos de un kilómetro de una antigua ciudad portuaria de Lycian la cual se califica como el lugar de nacimiento de Apolo.
Eso es una mala noticia para los promotores inmobiliarios de Turquía, a los que no se les permite construir aquí, pero buenas noticias para los amantes de la cultura y la historia, que pueden disfrutar de recorrer las ruinas de basílicas y baños a unos 10 minutos de paseo desde la playa.
Con sólo un puñado de edificios, no es, sin duda alguna Éfeso, pero eso sólo significa que usted tendrá el lugar para usted. Y la grandeza que falta en Patara, que más que compensarla con la atmósfera: sentarse en la fila superior del teatro en la oscuridad, ya que el sol se hunde hacia el Egeo y no te sera difícil imaginarte viviendo en la época de Héctor y Ulises.
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