Los vuelos low cost, importados de EEUU, trajeron consigo una revolución en el mundo de las compañías aéreas y en el turismo en Europa.
Y es que los vuelos low cost se han convertido en una de las mejores formas de viajar barato por Europa, y una de las más demandadas por los que deciden conocer el continente.

Las compañías de bajo coste más antiguas de Europa son las famosas Ryanair y easyJet, que iniciaron esta oferta en el 91 y el 95 respectivamente. Estas compañías no han parado de ampliar sus destinos desde entonces, y de eliminar costes y servicios “de lujo”. Y es que la filosofía de los vuelos low cost es que puedes ir a miles de kilómetros por muy poco dinero, pero con los mínimos servicios y costes.

La creación y extensión del Espacio Aéreo Europeo con la UE potenció el desarrollo y proliferación de estas y otras compañías de bajo costo, y la inclusión progresiva de países del Este en el espacio aéreo ha seguido alimentando la expansión de los vuelos low cost.
Pero las compañías establecidas no se podían quedar sin hacer nada, viendo como un alto porcentaje de sus clientes potenciales preferían pagar menos, a pesar de tener menos servicios. Y estalló una especie de guerra fría que ha llevado a muchas de estas compañías establecidas a ofrecer precios incluso más baratos que los low cost, como el caso de Finnair, la compañía nacional de Finlandia, que el abaratamiento de sus vuelos llegó a forzar la salida de Flying Finn, una de bajo costo. Y como estas, muchas otras han ido abaratando sus vuelos hasta llegar a proponer precios muy competitivos.
Por lo tanto, esto nos lleva a entender que no debemos ir a ciegas con las compañías de bajo costo, sino que debemos comparar los precios y las ofertas de vuelos con diferentes compañías que tengan el destino que has elegido.