La Leyenda del Acueducto de Segovia (Castilla y León)

La leyenda del Acueducto de Segovia cuenta que la construcción del acueducto no es originariamente del Imperio Romano, sino que proviene del mismo Demonio.


Cuenta la leyenda que una de las criadas de uno de los hombres más ricos de Segovia, que vivía encima de la plaza de Azoguejo, tenía que traer agua del río a la casa de su señor. Esto exigía un esfuerzo tremendo, y la sirvienta quedaba agotada del suplicio diario al que estaba sometida, tanto que un día cayó y se derrumbó en el suelo, con tal estado de desesperación, que gritó a los cuatro vientos que prefería vender su alma al Diablo antes que tener que seguir con esta agotadora tarea.
El Diablo, audazmente, se presentó ante la muchacha, y ésta le dijo que si era capaz de hacer algo para que el agua llegara a la casa de su señor sin tener que estar sometida a esta tortura, antes de que cante el gallo, le entregaría su alma para la eternidad. El Diablo la obligó a firmar un pacto de sangre y justo en ese momento, desapareció sin dejar rastro. La muchacha quedó confusa e incrédula ante la idea de que el Diablo cumpliera su parte del trato, pero aún así, se arrepintió enseguida, ya que sabía que no había sido una buena idea.
Esa misma noche, una tremenda tormenta cayó sobre la ciudad, y ella sabía lo que nadie se imaginaba. Al asomarse a su ventana, pudo ver como miles de demonios estaban construyendo el acueducto, y pronto supo que no tenía salvación. Cuando sólo quedaba una piedra por poner, el Demonio ya estaba celebrando su triunfo, cuando de repente sonó un gallo y un rayo de luz prematuro irrumpió en la noche antes de colocar la última piedra. El Demonio desapareció indignado dejando prácticamente terminado el actual Acueducto de Segovia, y el alma de la muchacha se salvó. Corrió a la iglesia a contar lo que le había pasado, y convencida de que había sido un milagro, colocó la imagen de la Virgen y de San Esteban donde faltaba la última piedra.
Fuente: Wikipedia
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