Los conocedores de la gastronomía pueden experimentar los mejores restaurantes del mundo, pues en París se ofrecen deliciosas especialidades francesas como el soufflé, el pisto, y los pasteles. Pero bajo ninguna circunstancia se olvide de pedir los vinos: El rojo, el blanco o brillante. Y si a usted le gusta la buena bebida, en ciudades como Champaña o Normandía puede echarle un vistazo a los viñedos y bodegas de vino que en ella proliferan, que son de clase mundial.
Para el amante del arte, tanto París como el resto de Francia tienen un gran número de monumentos, capillas, museos y otros edificios arquitectónicos que remembran el arte de la época pasada a partir del renacimiento. Es aquí donde encontramos al museo Louvre, la morada de diversas pinturas renacentistas como La Mona Lisa y la Virgen de las Rocas. Incluso antes de entrar al museo, que se yergue imponente en forma de pirámide, nos encontramos con miles de luces brillantes. Luego nos espera la Torre Eiffel, la aguja de Cleopatra, la llama de la libertad y otras más.
Las vistosas tiendas y restaurantes, los jardines lujosos y los bosques son sólo un incentivo más para añadir a Francia como el destino más romántico del mundo. Se dice que en París “a pesar de las disputas, florece el amor”. Así que visite esta ciudad para vitorear su amor y saborear el jovial estado de ánimo de esta hermosa ciudad.
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