Ya han pasado 100 años exactamente desde el primer y último viaje del transatlántico RMS Titanic. Y hasta el día de hoy nos sigue impactando el hecho de su hundimiento en aguas del Océano Atlántico un 15 de abril de 1912. Sin embargo este trágico evento del Titanic nos ha dejado lecciones que aprender tanto para las empresas de cruceros como para los pasajeros y tripulantes.
Las respuestas del Titanic en el fondo del mar
El una vez pensado inhundible Titanic yace en el fondo del mar cobrándose consigo 1.500 vidas aproximadamente. El exceso de confianza, la poca previsión de seguridad, el mal trato al establecer las comunicaciones y la falta de solidaridad se juntaron en un momento cuando todos son iguales, el peligro. Mucho se ha investigado sobre el Titanic, alguna hipótesis has tomado validez, mientras que otras han perdido su valor, se sabe donde están los restos del Titanic, se han analizado los motivos y causas técnicas y es hora de nuevamente aprender las lecciones impartidas de la asignatura de “la vida en el mar” y enfocándonos en el factor humano.
El factor humano es de vital importancia
El Titanic, al margen de los lujosos ambientes que poseía, las últimas tecnologías empleadas, el cumplimiento de las normas de seguridad de la época, estaba tripulada por personas. Los cuales aplicados para todas las épocas y condiciones tienen el mando en decisiones y control de las embarcaciones. Y por consiguiente son altamente responsables no solo del buen desempeño de una embarcación sino por la integridad de la misma y más aún de los pasajeros. Meses atrás, lo sucedido con el Costa Concordia ratifica lo que decimos referente a la responsabilidad humana, donde el capitán decide realizar una maniobra “peligrosa” y cuyo resultado es el que todos conocemos, el encallamiento y semi-hundimiento del crucero.
Si bien es cierto que las lecciones que nos dejó el Titanic implican más estrechamente a las empresas de cruceros, tripulación y autoridades marinas, cada pasajero debe estar consciente de todos aquellos desastres marítimos que han sucedido. Por ende su participación y comprensión de las indicaciones que se imparten al subir a bordo de una embarcación marítima son incluso de mayor importancia que el propio motivo por el que se hacen a la mar. A 100 años de la tragedia del Titanic aún tenemos lecciones que aprender.
Foto: flickr.com/photos/paukrus/5414503817
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