La isla de Ibiza recuerda a playas y discotecas, pero no es solo eso. Eivissa se ha ganado su popularidad internacional también por haber sido uno de los grandes núcleos hippies del mundo. La isla ofrece al visitante un gran número de mercadillos de artesanía, ropa y demás productos que la hacen única.
Visitar los mercadillos hippies ibicencos es casi obligatorio durante nuestro viaje a esta paradisíaca isla mediterránea. En todos sus pueblos se celebran mercadillos semanales y mercados ambulantes donde podremos acceder a productos naturales, objetos de artesanía y comprarnos quizás una típica camisa blanca ibicenca, falda o pantalón de lino. El origen de estos mercadillos se debe a la llegada de los hippies en los sesenta, época en la que surgieron numerosos mercados ambulantes de bisutería, plata y ropa que finalmente se adhirieron a la cultura popular de Ibiza, vistiendo con su estilo relajado y fresco a cientos de turistas. Muchos de estos primeros hippies eran pintores, escritores o escultores. Durante todos los días de la semana podremos encontrar algún mercadillo típico en la isla, siendo el mercadillo nocturno de Las Dalias, en San Carlos, uno de los más visitados, puesto que también hay música en directo. Este mercadillo se realiza todos los lunes, mientras que los miércoles se lleva a cabo el mercadillo de Es Canar. Se trata de un mercadillo que vende productos internacionales y el más grande de Ibiza, situado en medio de un bosque de pinos. Los jueves destacan el mercado artesanal de San Miguel, donde podremos contemplar espectáculos de danza local, y el mercado de Cala Llonga. Durante el fin de semana los mercadillos hippies de multiplican por toda la isla.
Los viernes se realizan un mercadillo en Playa d´en Bossa y al mismo tiempo, un mercado de artesanía en San Juan. Durante el sábado no nos podemos perder una visita al mercadillo de Sant Jordi, uno de los más famosos. En cuanto a mercados callejeros, los amantes de la bisutería y de la estética hippie deberían visitar el mercado del paseo marítimo de Figueretes, el del puerto de Sant Antoni o el de Santa Eulária, este último abierto tanto de día como de noche.
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